CEUTA Y MELILLA: LA HISTORIA INTERMINABLE

Ceuta y Melilla constituyen la única frontera terrestre de Europa con África. Esta peculiar situación no ha sabido ser asumida ni por España ni por la Unión europea de una forma efectiva. En un primer momento la relación entre la población española y la marroquí y, posteriormente, la llegada de inmigrantes subsaharianos han constituido grandes focos de conflicto.

En relación con los inmigrantes subsaharianos, la respuesta a la presión migratoria africana ha sido siempre la misma. Casi 20 años de refuerzo del control fronterizo, de despliegue policial y militar, de vallas cada vez más altas y más complejas, de miles de millones de euros invertidos, de inplementación de nuevos y sofisticados sistemas tecnológicos, de helicópteros y patrulleras… Siempre más de lo mismo, volvemos a escuchar los mismos mensajes alarmistas, las mismas campañas de intoxicación y recurrentemente las mismas soluciones cuyo éxito está a la vista.

Desde el punto de vista de los Derechos Humanos, el actual “modelo” de gestión de las migraciones conlleva gravísimas violaciones de los mismos, origina enormes sufrimientos para las personas que intentan ejercer el derecho a encontrar una vida más digna, incluso con el resultado de su muerte. Es por ello una política inmoral e inhumana. Pero es que incluso desde una óptica instrumental, este “modelo” no responde a la realidad, la cual niega y, por tanto, se muestra incapaz de gestionar el fenómeno migratorio.

Y esa realidad nos muestra que Ceuta y Melilla conforman la frontera entre ricos y pobres más desigual del planeta. España bate récord de desigualdad con sus vecinos: El PIB de España, con 47 millones de habitantes, es superior al agregado de los 53 países africanos con sus 1.300 millones de habitantes. Nuestro país tiene el récord mundial de desigualdad con respecto a sus vecinos. Ni siquiera la brecha entre Estados Unidos y México es tan amplia.

Y es que es imposible abordar un fenómeno de carácter social (éste como cualquier otro) mediante el recurso exclusivo a la represión y al control policial. Las migraciones son consustanciales a la humanidad, son un fenómeno estructural, que hoy hunde sus raíces en las profundas desigualdades del planeta. La política actual está condenada al fracaso, porque se asienta más en discursos ideológicos, demagógicos y xenófobos que en la propia realidad y en las necesidades sociales. Lo decimos y lo volveremos a decir:
la búsqueda de un futuro mejor no se pude cercenar con alambradas. Antes o después éstas son desmanteladas por la propia vida. 

No hay pues solución con las actuales políticas migratorias de guerra contra los migrantes. Es necesario un profundo cambio de lógica que implique un reconocimiento de los derechos de las personas, la solución es posible, si se puede, nosotros desde Podemos en nuestro programa damos unas pincelas para poder solucionarlo desde una óptica totalmente distinta a la que plantea esta Unión Europea de la insolidaridad y el miedo.

Adolfo · abril 2014
Círculo Podemos Málaga

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